Cristina (15 años) vive en Buenos Aires con sus padres, Pablo y Adela Quadri. Una mañana, Cristina es retirada abruptamente de su clase dentro de un estricto colegio católico y llevada ante un juez, quien le dice que tiene pruebas de que ella es en realidad, Sofía Lombardi, la hija de una pareja de jóvenes arquitectos militantes desaparecidos durante la llamada «guerra sucia» del país de los años setenta, cuando miles de personas fueron secuestradas por las fuerzas armadas para no ser vistas nunca más. El juez guarda el documento de identidad apócrifo de Cristina y le presenta a su abuela biológica Elisa Dominich. Shockeada, incrédula y rechazando a esta extraña, Cristina se escapa de la oficina del Juez. Luego de varias experiencias de pesadillas, Cristina descubre su origen y acepta su verdadera identidad al asumir su nueva vida como Sofia Lombardi.